lunes, 8 de julio de 2013

De embarazos adolescentes y píldoras del día después.

A veces hay temas que me quedan rondando en la cabeza y haciendo su necesario ruido y tal es el caso para estos, desde que me toco dar mis primeras charlas (como psicólogo clínico propiamente dicho) sobre sexualidad durante la pasada Semana de la Psicología.

Sucede que nadie vive en un vacío, y cuando llevamos nuestro material y lo hacemos del dominio público e interactuamos con una audiencia de pares e iguales, revisamos, integramos y nos hacemos muchas preguntas.

Durante mis dos presentaciones y sus subsecuentes interacciones tuve momentos en los que sonreía para mis adentros, sabiendo que la sexualidad en general va bien encaminada; y por momentos me entraba un desasosiego al ver que en otras áreas, está entre el estancamiento y el descarrilamiento.

Creo que es inevitable. Sin embargo, hubo un par de temitas que me dejaron, como ya lo exprese, haciendo ruido, y simplemente quería dar mi opinión muy personal al respecto…

De embarazos adolescentes.

En un mundo perfecto, imagino que no habría embarazos adolescentes y mucho menos embarazos no deseados, pero definitivamente en un mundo perfecto no vivimos. Los adolescentes cometen errores de juicio por causas múltiples que nos podríamos sentar a enumerar por largo rato (que no es mi propósito en este momento) pero lo que me molesta sobre el tema es la noción de algunas personas de que estas chicas adolescentes que aun están asistiendo a la escuela secundaria (triste si tenemos que hablar de escuela primaria) deberían perder su derecho a asistir a clase porque “¿qué clase de ejemplo dan a los demás estudiantes?”

En primer lugar, no creo que el rol de una estudiante embarazada sea el de “ser un ejemplo”. Su rol como futura madre es el de prepararse lo mejor que pueda para serlo, y su éxito por supuesto que no depende solamente de ella, sino de su sistema de apoyo (familia, instituciones, escuela, maestros, amistades, pareja, familia de la pareja, etc.). Su rol como estudiante es dar lo mejor de sí académicamente, con la esperanza de que una buena educación sea un predictor positivo de un futuro mejor, y soy un ferviente creyente de que la educación es un predictor positivo y un factor preventivo de muchos problemas.


Otra cosa que me molesta (y mucho) del tema es el enfoque (y estigmatización) exclusivo de la joven embarazada, cuando obviamente para que ocurriera este embarazo tiene que existir una contraparte masculina. ¿Qué hay del joven estudiante masculino, a él no se le tendrían que aplicar las mismas reglas? ¿El si puede seguir estudiando y llevando una vida normal de adolescente? Porque oigo hablar mucho sobre las estudiantes embarazadas pero poco o nada sobre los estudiantes que las embarazan. En este caso, se aplica un doble estándar, es decir, las reglas que aplican para las jóvenes no lo hacen de la misma manera para los jóvenes. Si ustedes llevan un rato leyendo mis blogs, ya sabrán que los dobles estándares no se llevan bien conmigo. En lo absoluto.

Ni siquiera estoy entrando al tema más delicado de cuando estos embarazos ocurren como consecuencias de un acto no consensual (llámese abuso, violación, estupro o incesto), pero esto me lleva a mi próximo punto…

De píldoras del día después.

El tema aquí es muy sencillo, hay una percepción (no generalizada, no necesariamente mayoritaria, simplemente una percepción) de que la píldora del día después es una salida fácil para aquellas mujeres (o niñas, o adolescentes) que por x o y razón quedaron o corren el riesgo de quedar embarazadas tras una relación sexual (que puede o no haber sido consensual).

Médicamente conocida como anticoncepción de emergencia, la píldora del día siguiente o píldora poscoital, se utiliza para evitar un embarazo en aquellas parejas (o personas) que tienen relaciones sexuales y no emplean ningún método de planificación o en aquellas que están usando algún método no hormonal y este falla.

Hago la salvedad de que este método también es utilizado en el caso de mujeres (adultas, niñas y adolescentes) que han sido víctimas de abuso, violación, incesto o cualquier forma de coito no consensual.

Existe todo el tema/polémica acerca de que si la píldora es o no es abortiva, pero francamente, es lo que menos me interesa en este momento, ya que es tema/polémica para las personas alrededor (la multitud) y no para la persona involucrada: la mujer.



En el caso de Panamá, desde hace unos años existen productos comerciales de este tipo que están registrados y en venta.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la píldora no es abortiva. Su función es impedir que ovule la paciente y así no ser fecundada por el espermatozoide; además, cambia el moco cervical dificultando que penetre adecuadamente el espermatozoide. Pero si la paciente ovuló y fue fecundado por el espermatozoide, el embarazo continúa, aunque haya tomado el medicamento.

La efectividad de este fármaco ronda el 85% si es utilizado dentro de las primeras 72 horas después de la relación sexual sin protección.

La píldora del día siguiente se utiliza cuando se tienen relaciones sexuales sin utilizar ningún método de anticoncepción o si el método habitual ha fallado, sobre todo en los días fértiles del ciclo menstrual (entre los día 12 y 16 del ciclo).

USO DE LA PÍLDORA SEGÚN LA OMS:

- Cuando no se ha usado ningún método anticonceptivo.

- Cuando ha ocurrido una agresión sexual y la mujer no está protegida con un método anticonceptivo.

- Cuando ha ocurrido una falla en el método anticonceptivo o este ha sido usado de manera incorrecta, incluyendo casos en que la mujer haya olvidado tomar tres o más píldoras anticonceptivas orales combinadas consecutivas o que haya un retraso de más de dos semanas en la administración de la inyección anticonceptiva de progestágeno, o cuando ha ocurrido una expulsión del dispositivo intrauterino, entre otros casos.

En Panamá, las autoridades del Ministerio de Salud autorizaron la venta de la píldora y el Hospital Santo Tomás cuenta con una clínica de planificación familiar que brinda orientación a hombres y mujeres sobre métodos anticonceptivos, incluyendo el de la píldora del día siguiente (lo importante es que se garantiza un servicio gratuito con carácter confidencial y en los centros de salud también es posible preguntar por la anticoncepción de emergencia).

Los voceros de la iglesia católica no tardaron en anunciar su oposición a la venta local de este fármaco y el Vaticano mantiene un rechazo a la píldora del día después, pues esta impide la implantación del embrión en el útero, lo que equivale —a su juicio— al “pecado” del aborto. En reiteradas ocasiones han advertido con la excomunión a quienes hagan uso del polémico método.

Yo me jacto de ser muy respetuoso de las creencias y religiones de los demás (o al menos hago mi mejor esfuerzo), pero aclaro que en mi carácter de psicólogo clínico y sobre todo en temas relativos a la sexualidad, mis opiniones personales y profesionales difieren a las de la iglesia en muchos aspectos.

Estoy leyendo “Sexoterapia integral” de J.L. Álvarez-Gayou (Fundador y Director General del Instituto Mexicano de Sexología – IMESEX) y esto me pareció muy importante destacarlo y compartirlo:

“Si los profesionales de la salud desean servir en verdad a los consultantes, deberán adoptar una actitud no valorativa y científica en cuanto a la sexualidad que asegure lo no imposición de sistemas de valores propios sobre los de ellos, dado que jamás se podrá establecer que las normas propias son las de máxima universalidad; de modo que la actitud ante la sexualidad y comportamientos sexuales de los consultantes debe ser de respeto.”

Creo que muchas personas en distintos ámbitos podrían beneficiarse de este enfoque, y esto desestigmatizaría en gran medida a cualquier jovencita estudiante adolescente que haya quedado embarazada y desee seguir adelante con sus estudios o a cualquier niña, adolescente o mujer que por x o y razón se vea en la necesidad de recurrir a una píldora del día después sin que se pretenda que se convierta en “buen” ejemplo para nadie y mucho menos estereotiparla como “mal” ejemplo de nada…

Hasta que eso ocurra, Namasté…

Fragmentos extraídos de:
- Panameñas desconocen píldora del día después http://elsiglo.com/mensual/2012/09/09/contenido/558681.asp

No hay comentarios:

Publicar un comentario