lunes, 28 de octubre de 2013

"Tabú: Abstinencia sexual" (Colaboración con Yanelis Domínguez publicada en Día a Día, lunes 28 de octubre, 2013).

La abstinencia sexual es un tema que no había tenido aún la oportunidad de abordar apropiadamente en Sexualidad Panamá, así que me cayó del cielo la invitación de Yanelis Domínguez, periodista del periódico “Día a Día” para colaborar con ella en el artículo que estaba preparando acerca de este tema: “Tabú: Abstinencia sexual”.

En lo personal, no tengo una postura polarizada sobre el tema de la abstinencia sexual (ni a favor, ni en contra), más bien consideró que cuando se presenta, debe verse dentro del contexto de la historia particular de cada individuo y tomando en cuenta la influencia del entorno respecto a las emociones, pensamientos y conductas que suscita.

Es muy distinto “querer” abstenerse sexualmente que “tener que” o “deber” hacerlo. Es aquí donde entra en juego el tener la educación, información, conocimiento, autoconocimiento, criterio y todo lo demás que necesitamos para tomar una decisión informada al respecto, que surja de nuestro interior y no de presiones externas (tanto para abstenerse como para dejar de hacerlo) y preferencialmente, libre de tabúes, mitos, creencias irracionales y pensamientos distorsionados que hacen más daño que el supuesto beneficio que busca lograrse con la misma.

Vivimos en una época en la cual hace falta que seamos muy inteligentes sexualmente, y no puedo negar que la abstinencia es y sigue siendo la mejor manera de prevenir embarazos no deseados y enfermedades de transmisión sexual.

Pero también es nuestra labor como psicólogos brindar información y alternativas, para que las personas puedan navegar el continuo de la abstinencia sexual sin tener que irse a los extremos. Existen prácticas sexuales más seguras (safer sex) que nos permiten explorar nuestra sexualidad en pareja, minimizando los riesgos de embarazos no deseados y ETS (enfermedades de transmisión sexual).

En cuanto a las razones “culturales”, “tradicionales” y sobre todo “religiosas” para abstenerse de una vida sexual, solo les puedo decir que mientras respeto sus puntos de vista, se contraponen totalmente a mi perspectiva de una sexualidad plena y sana y supongo que podemos conformarnos con estar de acuerdo en estar en desacuerdo.



A continuación les comparto una transcripción del articulo original de Yanelis Domínguez: "Tabú: Abstinencia sexual " (los pasajes resaltados corresponden a mis colaboraciones):

Tabú: Abstinencia sexual.

Un profesor jubilado se comunicó a “Día a Día” con un una voz fuerte y tono de superioridad. Él confesó que desde hace 10 años no tiene relaciones sexuales de ninguna forma conocida.

Después de algunos hijos y un largo matrimonio, el sexo dejó de importarle.

En medio de eso, según él, descubrió que hacer el amor no es todo en la vida y que esa situación lo puede llevar directo al caldero, por lo que ahora, junto a otros, mantiene en secreto la creación de una posible asociación de personas que no practican sexo en Panamá.

Lo mismo le sucede a Jaime Rodríguez, quien no quiere saber del sexo, tras mantener una relación con su primera novia que le provocó una infección fuerte durante meses. Ahora ha vuelto a tener novias, pero sin sexo, decisión que lo ha llevado a ser catalogado como gay por algunas chicas.

Ahora a Jaime le toca fungir como todo un macho semental ante todos para que dejen de criticarlo.

Ezequiel Meilij, psicólogo clínico, dijo que gozar de una vida sexual plena y saludable es positivo emocionalmente, pero decidir mantener la abstinencia impactará positiva o negativamente en la vida de una persona, dependiendo del contexto en que se dé y de su historia, entre muchos otros factores que deben tomarse en cuenta.

En cuanto a la religión, lamentablemente la sexualidad es un tema tabú, aseguró el especialista y esto se les inculca a las personas desde una edad muy temprana, reforzando creencias rígidas e irreales y pensamientos distorsionados acerca del sexo y la sexualidad, que pueden afectar el desarrollo de una vida sexual plena y saludable.

Esto no lo comparte la Iglesia católica. El padre Mirope Polanco, del templo San Isidro Labrador de Capira, certificó que la abstinencia es un comportamiento necesario, no solo para religiosos, sino también en la vida conyugal, porque si no, esto da paso a la infidelidad y deseos bajos de la persona.

Los consejos de un especialista.

Hablar de sexualidad, es una parte esencial de nuestra vida y, definitivamente, una vida sexual plena y saludable impacta positivamente en nosotros; física, mental y emocionalmente. Ahora bien, si nos estamos absteniendo de tener relaciones sexuales con personas por temor a contagiarnos de una enfermedad de transmisión sexual, obviamente no estamos llevando una vida sexual saludable o eligiendo compañeros sexuales de la forma más inteligente.

Saltar a tener relaciones con personas cuya vida e historia sexual desconocemos siempre será un riesgo, y el sexo casual y no exclusivo implica riesgos.

La sexualidad sana se construye en base a comunicación, honestidad, respeto, consensualidad y límites bien establecidos.

Si tu potencial pareja sexual te da motivos para dudar, tiene un historial sexual de riesgo, se niega a hacerse exámenes de salud sexual, etc., ¡mejor abstenerse! 

Existen prácticas sexuales y métodos de protección que minimizan estos riesgos y aún así permiten disfrutar de la sexualidad sin necesidad de recurrir a la abstinencia (masturbación, masturbación mutua, uso de condones, barreras vaginales y anales, guantes de látex, juguetes sexuales, cibersexo, etc.). Hay que estar muy informados acerca del riesgo que implica cada práctica sexual (el condón no protege de todas ellas, y aun durante el sexo oral o la masturbación mutua puede haber intercambio riesgoso de fluidos y existen enfermedades sexuales que no necesariamente se contagian exclusivamente por vía genital). 

Si la persona teme exponer su cuerpo, es decir, tiene problemas de autoestima o acerca de su auto-imagen, es importante trabajar estos problemas primero, porque en este caso, la abstinencia solamente está cubriendo un problema emocional más profundo. Es posible que esta persona no haya tenido los permisos necesarios para explorar su cuerpo y su sexualidad sin culpa, miedo y/o ansiedad, Igual sucede si la persona tiene algún problema o inseguridad en el área sexual.

Espero hayan disfrutado esta entrada y me encantaría conocer sus pensamientos, opiniones, reflexiones y preguntas al respecto. Seguro volveré a tocar el tema de la abstinencia sexual en el futuro, hasta entonces,

¡Namaste!

Izzy

Enlaces al artículo original: http://www.diaadia.com.pa/notas/1661338- y http://www.diaadia.com.pa/notas/1661341-los-consejos-un-especialista-

viernes, 4 de octubre de 2013

Las cuatro etapas del conflicto de pareja II.

¡Hola! Como les conté en la primera parte de este post estuve leyendo un libro súper interesante sobre la evaluación y tratamiento del conflicto marital que me regaló mi terapeuta, e integrando este conocimiento con todo lo que he aprendido este año acerca de terapia de parejas en diversos seminarios y congresos me quedé pensando cómo y cuánto se beneficiarían muchas parejas e individuos si supieran un poco más acerca del tema, ya que muchas veces lamentablemente obtenemos este aprendizaje e información valiosa cuando ya nuestra relación de pareja está en conflicto.

El comprender la relación de pareja desde la perspectiva de la terapia de pareja nos permite evaluar y reevaluar y entender mejor nuestras relaciones (y parejas) pasadas, presentes y futuras y a la vez poner en contexto nuestra propia historia y la de nuestra familia de origen.

Por eso me gustaría compartir con ustedes algunas de las cosas que estoy aprendiendo por el camino, ¿les parece? Me tomé la libertad de cambiar el término “matrimonio” por “pareja” para que quienes lean esto y estén (o hayan estado o planean estar) en una relación de pareja - más no necesariamente casados - no se sientan dejados por fuera. 


Las etapas del conflicto de pareja.

El conflicto de pareja difiere de una pareja a otra no solamente respecto a los temas específicos alrededor de los que se organiza el conflicto sino, más importantemente, con respecto a la duración e intensidad del conflicto. Por ende, la terapia se ajusta acorde al nivel de severidad del conflicto.

Las parejas en conflicto pueden clasificarse en cuatro grupos:

Grupo 1: Las parejas manifiestan un grado mínimo o pre-clínico de conflicto y responden favorablemente a la educación acerca de cómo una pareja funciona y no funciona. Son capaces de tomar esta información y usarla para cambiar su relación positivamente.

Grupo 2: Consiste en parejas que han estado en conflicto activo por menos de 6 meses. Este conflicto incluye un grado significativo de proyección y perdida del autoenfoque (desplazar la culpa o responsabilidad de todo el conflicto en la otra persona y no poder ver nuestra parte en el).

Grupo 3: Estas parejas presentan conflicto severo. El mismo se ha extendido más de 6 meses y la proyección es intensa. La preocupación principal del terapeuta es casi exclusivamente el controlar la reactividad instantánea de la pareja (su tendencia a reaccionar a su contraparte emocionalmente y sin pensar).

Grupo 4: En el caso de parejas casadas, sin aquellas que se presentan a tratamiento después de uno o ambos han involucrado a un abogado. En esta etapa, la situación es adversaria más que conciliatoria. El trabajo en terapia está mejor orientado hacia disminuir el daño emocional de los esposos, sus niños y las familias extendidas.

Espero hayan disfrutado este post y que les ayude a comprender y navegar de manera más saludable y constructiva sus relaciones pasadas, presentes y futuras. Namasté.


Izzy.

Fragmentos extraídos del libro: “The Evaluation and Treatment of Marital Conflict” (La evaluación y tratamiento del conflicto marital).