jueves, 22 de octubre de 2015

Romper sin romperse en el proceso.


Romper es un proceso doloroso, independientemente de que rompan con uno, sea uno el que rompa con la otra persona, o el rompimiento sea mutuo. Es bueno saber qué cosas podemos hacer para que el proceso sea más llevadero, pero de nada nos sirve si ignoramos aquellas cosas que debemos NO HACER en el proceso.

Las cosas que debemos NO HACER (usemos las mayúsculas para recordar justo eso, ¡NO DEBEMOS HACERLAS!) son precisamente las primeras cosas que nos viene a la mente hacer cuando rompemos (o nos rompen) y ahí sí que, para usar lenguaje psicológicamente adecuado, ¡nos la cagamos!

Para evitar los arrepentimientos posteriores que tarde o temprano llegan, el famoso “¿qué diablos estaba pensando cuando hice/dije eso?”, mejor saber de antemano algunas de las cosas ante las cuales es mejor abstenernos, para así poder, como sugiere el titulo de este post, romper sin romperse en el proceso.

¿Podemos seguir no siendo amigos?

Si no hay nada mas incomodo que quedar en el “friend zone” con una amistad que deseamos fuera más que eso, imagínense el efecto contrario. ¿Cómo que no, cierto? Es muy difícil ser amigos después de haber sido pareja, y a la vez, es un poco insultante hacer la propuesta, aun con las mejores intenciones.

La pregunta a hacerse es “¿Por qué quiero seguir siendo amigos con mi ex pareja?” y no deja de ser una pregunta muy importante, que nos dará información muy valiosa sobre nosotros mismos. ¿Nos da miedo romper ese vínculo y buscamos preservarlo a toda costa? ¿Queremos estar ahí como amigos por si nuestra ex pareja tiene un cambio de opinión? ¿Nos sentimos culpables por romper y creemos que le estamos “haciendo un favor” a nuestra ex pareja al ofrecerle la dizque “segunda mejor opción de ser amigos”?

Mucho cuidado, porque esto puede estar diciendo mucho de:

Tu codependencia: Aquí puedes ser codependiente de dos maneras diferentes, y ambas son malas. Primero, ofreces tu amistad porque estas tan enfocado en el bienestar de la otra persona que te olvidas de tu propia necesidad de estar solo en este momento y hacer tu duelo como se debe, y a la vez le quitas ese derecho o permiso a la otra persona. Segundo, te aterra tanto estar solo que prefieres aceptar la “segunda mejor opción de ser amigos” antes que quedarte solo. El miedo a estar solos es terrible consejero, si te sientes así, te aconsejo mejor ir a terapia y aprender a sobrellevar tu soledad y tu codependencia. Te aseguro que se puede con las dos.

Tu apego: Si te cuesta despegarte, estás apegado. Así de simple. No es casualidad que para las personas codependientes, el apego es también un tema difícil. ¿Sabes qué? ¡También se aprende a desapegarse! El apego es básicamente la manera en la cual nos relacionamos con las demás personas y es algo que aprendemos desde muy pequeños de nuestros cuidadores primarios. Una vez conocemos, y entendemos, nuestro tipo de apego, ¡empezamos a entender tantas cosas! Todos esos patrones disfuncionales que seguimos repitiendo pareja tras pareja se nos hacen evidentes y aprendemos a desaprender y reaprender. Vale la pena, un apego saludable es sinónimo de relaciones saludables y también de rupturas saludables. Porque no te puedo garantizar que no habrán mas rupturas en tu futuro, pero si te puedo garantizar que estas pueden ser más sanas (y menos, mucho menos, dolorosas).

Tus triangulaciones: ¿Qué papel estás jugando con esto de seguir siendo amigos de tu ex pareja?

¿La victima? ¿La pobre personita que no puede sobrevivir sin su pareja y necesita que se quede, más no sea como amiga? ¿La personita que es tan poquito que se conforma con lo mínimo que le dejen, las migajas o la segunda mejor opción, ser amigos antes que no ser nada? No estás vendiendo tu dignidad barato, ni siquiera la estas regalando, la estas entregando y pagando encima para que te la reciban.

¿El salvador? ¿Necesitas ofrecer tu mano amiga, porque sino tu pobre ex pareja no podrá salir delante de esta ruptura tan dolorosa? A revisar ese narcisismo y esas proyecciones, porque o te estás creyendo mas (y creyendo menos a la otra persona) o estas proyectando esas necesidades (que encuentras inaceptables en ti) en esa otra persona.

¿El perseguidor? Aquí puedes jugar de dos maneras, puedes ser la persona que se queda en el rol de amigo para “perseguir” a su ex y conseguir que regrese o puedes ser esa amistad que aprovecha cada instante, momento y oportunidad para recordarle a tu ex pareja vuelta amiga lo que fueron, lo que ya no son, lo que quisieras que sigan siendo, el daño que te hizo, lo mal que te dejo, etcétera, etcétera. Mucha manipulación aquí, mucho juego y mucho drama. ¡Salte del triangulo!

Tu falta de asertividad: La falta de asertividad, la incapacidad de decir “No” es otra lamentable secuela de la codependencia. Y cuando hay una ruptura, es aquí que se pone a prueba la asertividad, porque a ese impulso (propio, de la otra persona, o mutuo) de querer seguir siendo al menos amigos hay que decirle “No” de una manera firme, no tajante, no hiriente, pero si firme. Por el bien de los dos.

La ruptura conduce al duelo, es el momento de separar las cosas, y no hay manera de llevar adelante un duelo saludable si siguen siendo “algo” cuando ya dejaron de serlo.

Ojo, no quiero decir que nunca más podrán ser amigos o que la amistad murió junto con la relación. Personalmente, creo que es muy bonito poder preservar la amistad que hubo en algún momento de la relación una vez que dejaron de ser pareja, pero no hay ninguna regla, ley ni norma que dictamine que tenga que ser así, es una cuestión de lo que ambos (cada quien por su parte) decida y como se sienta mas cómodo.

Pero primero hay que darle tiempo al duelo, a la elaboración de esa perdida, al procesamiento de esas emociones y a la cicatrización de esas heridas, y quizás en este momento, esa petición de amistad bien intencionada solo sirva para hurgar en la herida. Si después del duelo, hay espacio para la amistad, verán que esta surge espontáneamente. Y si no, no es el fin del mundo, de la misma forma que la ruptura no lo fue. Nos vemos en el camino. - Izzy

Fragmentos extraídos del articulo “Dos and Don'ts for Getting Over a Breakup” por Julie Hanks http://relationships.answers.com/breakups/dos-and-donts-for-getting-over-a-breakup

jueves, 15 de octubre de 2015

El sensitivo arte de ser feliz en pareja.


Las parejas felices hacen cosas específicas que aseguran la satisfacción. Si miramos con detenimiento, nos daremos cuenta de que son cosas bastante simples, pero definitivamente vale la pena hacerlas, y por simples que parezcan, ¡qué pena que son esas mismas cosas que tantas veces olvidamos hacer con nuestra pareja! Así que lean con atención y detenimiento, ya sea para hacer más felices su vida en pareja actual o la futura, ¿vale?

Tómate el tiempo de sentir a tu pareja… ¡y dejar que te sienta! O sea, ¡siéntanse!

Si, ya sabemos que tú y tu pareja comparten una conexión emocional, pero si descuidan la conexión física, esa conexión emocional no va a subsistir solita. La clave está en ¡conectar, conectar, conectar! Esto es especialmente valido en esta época de redes sociales y WhatsApp, donde cada vez pasamos más tiempo tocando nuestros teclados en vez de tocar a nuestra pareja. ¡No me echen cuentos, que la pareja siempre se va a sentir más rica al tacto que un teclado de plástico! Al conectar físicamente, nuestro órgano afectivo y sexual más poderoso (nuestro amadísimo cerebro) segrega oxitocina, la hormona favorita de los psicólogos, la hormona del amor y del apego (apego del bueno, del sano, del que se siente bien, rico, ¡sabroso!). 

Después de un tiempo de vivir en pareja, ¿no se sorprenden dándose esos besos de medio segundo antes de despedirse por la mañana o al reencontrarse en la tarde, esos que veían de niños o adolescentes en la tele y juraron que jamás darían a la persona que más aman? Que pasa, pasa, el tema está en atajarse antes de que se vuelva costumbre (y mala costumbre, por cierto) y tomarse tiempo para cada beso, cada abrazo, cada arrumaco… ¡acuérdense de esas primeras citas cuando recién se conocieron! Es más, no se queden con el recuerdo, ¡recréenlas! Las parejas felices se toman su tiempo sintiéndose mutuamente (Hey, esto no solo es romántico, ¡también es muy sensual y erótico!). 

¡Dejen que esa oxitocina haga su trabajo!

Dicen que las parejas felices son más felices cuando duermen juntas y desnudas, ¡y el clima de Panamá ayuda! Boten (o regalen, o donen) esos pijamas, y sweaters XXX-Large (en serio, ¿pijamas en Panamá?) y vuelvan a dormir como en las épocas antiguas, que a la oxitocina no le gusta usar mucha ropa. - Izzy

jueves, 8 de octubre de 2015

A la mujer no se la "conquista".








El amor es un tema recurrente, tanto en la vida como en la psicología y soy fiel creyente de que no todas las respuestas a las preguntas de la vida se encuentran siempre en la psicología, sobre todo cuando se habla de algo tan universal como lo es el amor, y a veces las respuestas se encuentran en otros lugares.

Después de todo, la psicología nace de la filosofía y para mi uno de los filósofos modernos más admirados es Alejandro Dolina, escritor, músico, conductor de radio y de televisión y actor argentino, quien realizó estudios de Derecho, Música, Letras e Historia.

A raíz de una serie de pensamientos acerca de este tema del amor que han estado rondando en mi cabeza últimamente, decidí buscar el canal más adecuado para canalizarlos y la serendipia me llevó a reencontrarme con fragmentos de entrevistas, diálogos y disertaciones varias de Alejandro Dolina al respecto, muchas de las cuales resonaron en mi significativamente, pues comparto en gran parte la esencia de muchos de sus pensamientos sobre este asunto.

Hay mucho material por cubrir y seguramente este será el primero de muchos posts sobre el amor, las mujeres y la perspectiva de Alejandro Dolina al respecto, y aclaro que la línea de los mismos es más filosófica que psicológica, así que si son amantes de la psicología pura ya están avisados, y si son amantes del amor, las mujeres y la filosofía, también (y si son amantes de la filosofía pura, pueden aplicar el mismo aviso que hiciera respecto a la psicología pura).

Siempre trato de tocar los temas desde una perspectiva unisex (porque la página no está pensada para ser leída por "hombres o mujeres", sino por "hombres y mujeres"), pero como esta serie de posts sobre el amor y las mujeres es menos psicológica y mas filosófica y personal, me tomo la libertad de darle un espíritu y perspectiva más cercana a mi experiencia subjetiva como hombre, ¿vale?

De mujeres “cazadas” y “conquistadas”…

Supongo que el proceso (o arte) de “conocer a la otra persona y permitirse el ser conocido por la otra persona” o “cortejo” (sinceramente la palabra me suena a siglo XIX) es bastante subjetivo, sobre todo cuando algunas personas lo equivalen a una “cacería” o “conquista”. Así tenemos (en líneas muy generales que no implican que no se den los casos inversos, ¿vale?) hombres “cazadores” y mujeres “cazadas” y hombres “conquistadores” y mujeres “conquistadas”.

En lo personal no me cierra el concepto. En todo caso, un hombre te “cazará” si te consideras “presa a ser cazada” y/o te “conquistará” si te consideras “territorio a ser conquistado”.

“¿Cómo se conquista a una mujer?”

Me encantó revisar unas viejas entrevistas de Alejandro Dolina y descubrir que su punto de vista es muy semejante al mío en este aspecto… Ante la pregunta “¿Cómo se conquista a una mujer?” Dolina responde que esto no es necesario. Explica que el amor sucede, una mujer gusta de uno o no gusta de uno.

En cuanto al tener una táctica para ello (la supuesta conquista) contesta que eso es espantoso, lo peor que puede hacer uno frente a una mujer que no lo ama es desarrollar una táctica pues entonces sobreviene el desprecio: “No hay nada que moleste más a una mujer que un tipo que no es y hace fuerza por ser…”

Los dejo para que lo piensen y me encantaría conocer sus comentarios y opiniones al respecto… - Izzy.